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mercredi 28 décembre 2011

UNA CONFESIÓN

Como nada de esto tiene sentido,
como la memoria es una soga,
como tú y yo estamos ciegos,
tengo que confesar:
Caminé. Cuando pensé
que la tierra bajo mis pies
era un camino, caminé
hasta llegar a la costa
y pasé la noche ahí
oyendo el agua,
expuesto a la luz de las estrellas
de millones de años. 

2
El invierno era el entierro de un niño,
la primavera, una comida silenciosa,
el verano
un cuarto lleno de entretenimientos.
¿Por cuántos cientos de años
los pintores recurrieron a un jarrón como éste,
a la luz filtrándose por entre los pétalos
para describir el mundo?
Las sencillas flores de Renoir y de van Gogh
en un sencillo florero.
Estás pintando ahora, nuevamente
para llenar el espacio.

3
En aquellos primeros días yo también
elegí el silencio. Parecía, al principio,
más honesto que forzar palabras
tras lo cual – más silencio.
Pero estas noches la puerta permanece
abierta entre mundos opuestos:
uno en el que todavía soy tu hombre
y estoy contento de serlo,
pero otro en el que un barco sin nombre,
desatado de sus amarras,
se aleja a la deriva del puerto
hacia la incertidumbre.

Pat Boran
Irlanda - 1963 
                                  Leído en: Poema del día - Escuela de Poesía Grupo Cero

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