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samedi 20 juin 2009

ELEGÍA

ELEGÍA
A mi hermana

“Vió turbio su mañana
y se quedó en su ayer.
No quiso ser.”
Miguel Hernández

Presa de una convulsión infernal,
no encontraba aquello que perdió.

Dorada mirada.

Triste beso que cavó la tumba de los muertos,
y sembró la de los vivos.
Agua removida, fondo del alma, sangre presente,
como un rayo veloz,
atravesó el pecho de las pasiones,
como un rayo lento,
desenmascaró deseos,
clavados en pétreos corazones,
donde muerte, amor y vida
son heridas de la ausencia.

¿De qué murió aquella mujer
de triste mirada y dulce sonrisa?

Joven envejecida,
se asomó al cementerio
y abrió un hoyo en medio del desengaño.

No tengo alas –decía-
no tengo mar,
ni vereda que abrazar,
no tengo con qué besarte
y mató el corazón.

Descendieron diáfanos sus labios,
al encuentro con la muerte,
detuvo sus sentidos
con el aroma de su piel angosta,
con la fuerza de sus huesos inflamados.

Ríe, ríe conmigo –le dije-
y ella que proclamaba
la victoria del trigo sobre la paja
no quiso ser.

VICENTE PRADA GÓMEZ

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